El trabajo como fenómeno psicosocial “
En
la perspectiva psicosocial se ve al trabajo totalmente diferente ya que como
peiro, prieto y roe hacen referencia a que el trabajo es el resultado de la relación
de la las personas que estén realizando dicho trabajo viendo así las relaciones
que se pueda dar entre los trabajadores dándole importancia a la calidad de
vida de los trabajadores.
Las
implicaciones psicosociales del trabajo, dependiendo de la naturaleza del
mismo, pueden ser tanto positivas como negativas.
Por
un lado, las implicaciones positivas facilitan la realización personal y la identidad
social y personal; proporciona estatus, prestigio y relaciones sociales; estructura
el tiempo y transmite normas, creencias, y expectativas sociales.
Mientras
que las implicaciones negativas se catalogan de disfuncional y frustrante si se
rompe con las expectativas, preparación y la experiencia.
Según
Peiró (1990) la cultura organizacional considera lo siguiente:
§ Contenidos culturales,
§ Noción de límites sociales,
§ Supone un proceso de configuración fundamentado
básicamente en el aprendizaje de significados compartidos,
§ Y hace referencia a dimensiones históricas de los
entornos considerados.
La
perspectiva psicosocial del trabajo estudia el comportamiento laboral tomando
en cuenta las dimensiones de interacción que se derivan de la coincidencia
física o simbólica entre personas, el contexto donde se producen dichas
interacciones y las propias personas que interactúan.
Los
elementos que fundamentan la realidad psicosocial del trabajo son:
1. una interacción social,
2. La interpretación cultural del mismo
3. Y la construcción de símbolos que dan origen a creencias
y a valores compartidos.
En
el mundo actual, las personas vivimos bajo una presión y estrés debido a ritmo
de vida y las demandas de la economía y estilo de vida moderno, debido a las
características inherentes a la producción capitalista de mercancías, el
trabajo se ha convertido en una actividad enajenada y enajenante, además de ser
una fuente generadora de enfermedades y alteraciones psíquicas. La mayoría de
los trabajadores están muy lejos de vivirlo como una actividad creativa que, a su
vez, les permita el desarrollo de sus potencialidades y facultades. Esto tiene
que ver no sólo con lo que se hace en el trabajo, es decir, su ejecución, sino
fundamentalmente con cómo se hace, y en ello se implican dos procesos que son
fundamentales para entenderlo: la organización y la división del trabajo.
Asimismo, guardan igual relevancia para el estudio del trabajo otros dos
elementos: el análisis de la organización laboral y el entorno social y el
conocimiento de la valoración subjetiva que realiza el trabajador de su propio
trabajo.
Para
estudiar el mundo del trabajo hay que empezar por revisar cómo se encuentra el
trabajo en el mundo.En un mundo cada vez más interrelacionado, es lo más
indicado iniciar por la identificación de las tendencias que se suceden en el
ámbito mundial, porque a fin de cuentas éstas son las que determinan y
caracterizan a las sociedades actuales.
El
énfasis está puesto en el estudio de lo que se ha denominado el comportamiento
organizacional, es decir, la serie de cogniciones, emociones y comportamientos
que, condicionados por la misma organización, se expresan en y alrededor de las
organizaciones. Es importante señalar que el estudio del comportamiento de los
individuos dentro de las organizaciones no se da en un vacío, al contrario, al
especificar los correspondientes niveles de análisis e intervención, se
esclarecen y detectan las relaciones y determinaciones mutuas entre la
organización laboral, el grupo y el individuo.
Aunque
muchos autores identifican el empleo de la perspectiva psicosocial con el
empleo casi exclusivo de la psicología social, en realidad la dimensión social
permite el concurso de otras disciplinas. Si bien la psicología social adquiere
una relevancia mayor en esta perspectiva, no pueden soslayarse, como hemos
visto, las aportaciones de la sociología, la economía, la ciencia política,
etcétera.
El
trabajo sin duda tiene repercusiones positivas, sin embargo, es un hecho
demostrado empíricamente que el trabajo también tiene efectos negativos en la persona
que trabaja. Depende de muchos factores el que sea de uno u otro modo. Sin
hacer a un lado los factores estructurales, la forma como se vive la
experiencia de trabajar está determinada también por los factores
psicosociales. De su importancia ha dado cuenta desde hace tiempo la propia
Organización Internacional del Trabajo (1986 p 3), cuando señalaba que éstos
«consisten en interacciones entre el trabajo, su medio ambiente, la
satisfacción en el trabajo y las condiciones de su organización por una parte,
y por la otra, las capacidades del trabajador, sus necesidades, su cultura y su
situación personal fuera del trabajo, todo lo cual, a través de percepciones y
experiencias, pueden influir en la salud y en el rendimiento y la satisfacción
en el trabajo»; y también, de manera más reciente, en la Enciclopedia de Salud
y Seguridad en el Trabajo (OIT, 1998b), al dedicar un capítulo completo a la
presentación, por parte de especialistas, de temáticas tan variadas que van
desde el Estrés en el Trabajo, los Factores Inherentes al Trabajo (carga de
trabajo, jornada laboral, factores ergonómicos, etc.), los Factores
Macroorganizativos (gestión de la calidad, dirección y estructura organizativa,
clima y cultura organizativos, etc.), los Factores Individuales (autoestima,
locus de control, estrategias de afrontamiento, género, etc.) hasta los
Factores Crónicos de la Salud (enfermedades cardiovasculares, trastornos).
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