miércoles, 27 de mayo de 2015

El trabajo como fenómeno psicosocial “



En la perspectiva psicosocial se ve al trabajo totalmente diferente ya que como peiro, prieto y roe hacen referencia a que el trabajo es el resultado de la relación de la las personas que estén realizando dicho trabajo viendo así las relaciones que se pueda dar entre los trabajadores dándole importancia a la calidad de vida de los trabajadores.
Las implicaciones psicosociales del trabajo, dependiendo de la naturaleza del mismo, pueden ser tanto positivas como negativas.
Por un lado, las implicaciones positivas facilitan la realización personal y la identidad social y personal; proporciona estatus, prestigio y relaciones sociales; estructura el tiempo y transmite normas, creencias, y expectativas sociales.
Mientras que las implicaciones negativas se catalogan de disfuncional y frustrante si se rompe con las expectativas, preparación y la experiencia.

Según Peiró (1990) la cultura organizacional considera lo siguiente:
§  Contenidos culturales,
§  Noción de límites sociales,
§  Supone un proceso de configuración fundamentado básicamente en el aprendizaje de significados compartidos,
§  Y hace referencia a dimensiones históricas de los entornos considerados.
La perspectiva psicosocial del trabajo estudia el comportamiento laboral tomando en cuenta las dimensiones de interacción que se derivan de la coincidencia física o simbólica entre personas, el contexto donde se producen dichas interacciones y las propias personas que interactúan.
Los elementos que fundamentan la realidad psicosocial del trabajo son:
1.    una interacción social,
2.    La interpretación cultural del mismo
3.    Y la construcción de símbolos que dan origen a creencias y a valores compartidos.

En el mundo actual, las personas vivimos bajo una presión y estrés debido a ritmo de vida y las demandas de la economía y estilo de vida moderno, debido a las características inherentes a la producción capitalista de mercancías, el trabajo se ha convertido en una actividad enajenada y enajenante, además de ser una fuente generadora de enfermedades y alteraciones psíquicas. La mayoría de los trabajadores están muy lejos de vivirlo como una actividad creativa que, a su vez, les permita el desarrollo de sus potencialidades y facultades. Esto tiene que ver no sólo con lo que se hace en el trabajo, es decir, su ejecución, sino fundamentalmente con cómo se hace, y en ello se implican dos procesos que son fundamentales para entenderlo: la organización y la división del trabajo. Asimismo, guardan igual relevancia para el estudio del trabajo otros dos elementos: el análisis de la organización laboral y el entorno social y el conocimiento de la valoración subjetiva que realiza el trabajador de su propio trabajo.
Para estudiar el mundo del trabajo hay que empezar por revisar cómo se encuentra el trabajo en el mundo.En un mundo cada vez más interrelacionado, es lo más indicado iniciar por la identificación de las tendencias que se suceden en el ámbito mundial, porque a fin de cuentas éstas son las que determinan y caracterizan a las sociedades actuales.

El énfasis está puesto en el estudio de lo que se ha denominado el comportamiento organizacional, es decir, la serie de cogniciones, emociones y comportamientos que, condicionados por la misma organización, se expresan en y alrededor de las organizaciones. Es importante señalar que el estudio del comportamiento de los individuos dentro de las organizaciones no se da en un vacío, al contrario, al especificar los correspondientes niveles de análisis e intervención, se esclarecen y detectan las relaciones y determinaciones mutuas entre la organización laboral, el grupo y el individuo.
Aunque muchos autores identifican el empleo de la perspectiva psicosocial con el empleo casi exclusivo de la psicología social, en realidad la dimensión social permite el concurso de otras disciplinas. Si bien la psicología social adquiere una relevancia mayor en esta perspectiva, no pueden soslayarse, como hemos visto, las aportaciones de la sociología, la economía, la ciencia política, etcétera.

El trabajo sin duda tiene repercusiones positivas, sin embargo, es un hecho demostrado empíricamente que el trabajo también tiene efectos negativos en la persona que trabaja. Depende de muchos factores el que sea de uno u otro modo. Sin hacer a un lado los factores estructurales, la forma como se vive la experiencia de trabajar está determinada también por los factores psicosociales. De su importancia ha dado cuenta desde hace tiempo la propia Organización Internacional del Trabajo (1986 p 3), cuando señalaba que éstos «consisten en interacciones entre el trabajo, su medio ambiente, la satisfacción en el trabajo y las condiciones de su organización por una parte, y por la otra, las capacidades del trabajador, sus necesidades, su cultura y su situación personal fuera del trabajo, todo lo cual, a través de percepciones y experiencias, pueden influir en la salud y en el rendimiento y la satisfacción en el trabajo»; y también, de manera más reciente, en la Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo (OIT, 1998b), al dedicar un capítulo completo a la presentación, por parte de especialistas, de temáticas tan variadas que van desde el Estrés en el Trabajo, los Factores Inherentes al Trabajo (carga de trabajo, jornada laboral, factores ergonómicos, etc.), los Factores Macroorganizativos (gestión de la calidad, dirección y estructura organizativa, clima y cultura organizativos, etc.), los Factores Individuales (autoestima, locus de control, estrategias de afrontamiento, género, etc.) hasta los Factores Crónicos de la Salud (enfermedades cardiovasculares, trastornos).

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